La torre del Pirulico: el cilindro vigilante de Mojácar.
No se cansa uno de admirarla. Y algunos se preguntarán ¿pero qué tiene de especial algo tan simple? Ahí está la clave. Su simplicidad. Esa es la belleza. Simplemente una torre. No necesitaba adornos, ni celosías, ni mocárabes, ni…. Sólo un cilindro útil. Y eso es lo que tenemos. Erguida en lo alto de unos riscos, con caída al mar, se alza esta belleza geométrica inigualable. Se trata de la Torre del Pirulico, en Mojácar (Almería) ¿Qué dirían los habitantes de la zona en la época de su construcción, allá por los siglos XII al XIV, en la época nazarí? Seguramente que alteraba el paisaje, aparte de la labor para la que fue creada: la de vigilancia, y que en el siglo XVI se seguía utilizando para esos menesteres. Visualmente contactaba con la Torre del Rayo y formaba parte del sistema defensivo que iba desde Adra hasta Mojácar. Pero ¡¡qué bien armoniza en el lugar donde está!! No podía ser de otra forma: ni una de planta dodecagonal, como la Torre del Oro de Sevilla, ni una de planta cuadrada, como las torres almohades, desperdigadas por toda la península. No, no. Era un cilindro –quizás un tronco de cono, pero casi imperceptible- encajado totalmente en la naturaleza que le rodea –espléndida naturaleza: abrupta, casi desértica y agreste-. Maravillosa toda ella: la torre y sus alrededores. Muy cerca las playas de Macenas, Bordonares y el Sombrerico –un regalo de la Naturaleza a estos abnegados bañistas- nudistas o no- que realizan estas maratonianas caminatas –o en coche, por carriles- para fundirse en un abrazo indescriptible con la naturaleza.
En esta zona se rodó, en 1972, la película La Isla del tesoro de R.L.Stevenson, protagonizada por Orson Wells, de la que el chiringuito Manacá fue el fuerte creado para el rodaje, y que aún permanece en pie.
Las fotos atestiguan la belleza del lugar y podemos comprobar la restauración –que la ha salvado- llevada a cabo hace poco tiempo.
(Vistas desde la torre)
Si pasan por el lugar, no dejen de visitarla: la playa, la torre, el parque natural,…. Todo. Sencillamente extraordinario. Mis felicitaciones a los habitantes de la zona por haber conservado estos lugares para disfrute de todos, por su lucha por mantenerlo –aunque alguna batalla han perdido, han ganado muchas-, y por su afán de dejarle a sus descendientes una joya casi idéntica a la que les transmitieron sus antepasados. AMJ
(Foto de benru25 en Flickr).
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