El desastre de la enseñanza de las Matemáticas en España.
Encontramos un artículo muy interesante en La Vanguardia, periódico editado en Barcelona, titulado Faltan Matemáticos que enseñen en el aula. Después de haber destripado el informe PISA, hay todavía más que se puede deducir de dicho informe. A un 60% de los alumnos españoles les interesan las Matemáticas, pero sólo el 31% disfruta de las clases. Bien porque la metodología no es la adecuada o el profesor no la transmite con la energía y entusiasmo que debería. ¿Cuáles son las razones? El artículo argumenta para ello que cada vez son menos los Licenciados o Graduados en Matemáticas los que imparten clases en la ESO o en el Bachillerato. ES decir, nos encontramos que los profesores de Matemáticas son Físicos –los más apropiados para impartirlas-, Químicos, Ingenieros, Economistas, Informáticos,… Los titulados en Matemáticas cada vez son menos los que se dedican a la docencia (para el rector de la Facultad de Barcelona, sólo el 13% de sus estudiantes de Matemáticas se dedicarán a la enseñanza secundaria). Pero es más, de los maestros que dan clase en Primaria (hasta los doce años) sólo proceden del Bachillerato Científico el 30% -según cifras de la Consejería de Educación Catalana- y el resto el Bachillerato de Humanidades o Ciencias Sociales, que no han visto Matemáticas desde 4º de ESO (¡y de qué forma!). Esto son cifras. Ahora aparece la opinión, que comparto en su totalidad. La clave del fracaso en la materia está en la forma de enseñar las Matemáticas. No son las horas de clase: países con menor carga lectiva que la española obtienen mejores resultados. La primera son los planes de enseñanza españoles: los sistemas educativos que relacionan las matemáticas con el mundo que les rodea obtienen mejores resultados. En el nuestro se les enseñan otras matemáticas, iguales de válidas, pero otras. Mucha álgebra, pocos problemas, descontextualizados, no se preparan las pruebas y por tanto, como se les pregunta otra cosa, fracasan.
La segunda cuestión es que nadie puede enseñar una materia que desconoce o que no le apasiona. Para que esta materia enganche al alumnado es necesaria transmitirla con entusiasmo y ello sólo es posible si disfrutas con ella, si te apasiona, si te gusta, y por lo que conozco, todos los titulados en Matemáticas tienen este denominador común. Según algunas informaciones, en algunos centros de Secundaria, sólo el 30% de los profesores que imparten Matemáticas son licenciados en la materia.
En la misma dirección apunta Emili Teixidor, el amor a las matemáticas –o a lo que sea- "es como contagiar cualquier otra convicción profunda: sólo se puede conseguir sin imposiciones, por simple contacto, imitación o seducción. No se trata de llenar ningún vaso vacío, sino de prender en una zarza el fuego que nos agita. Por el simple contacto de una llama".
Después, las leyes educativas, una vez que apruebas una oposición o estás en plantilla-también interinos-, no contemplan en los Departamentos Didácticos de los IES ni la antigüedad ni la posesión de uno u otro título que contemplen ninguna prioridad en la elección de cursos. ¡¡Unos por otros y la casa por barrer!!
Vean un artículo en Divulgamat del año 1999. Después de catorce años: lo mismo.
Así estamos, y cada paso que damos: en la dirección contraria. AMJ
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