Un quinto de un enjambre de abejas se posa sobre una flor de kadamba; un tercio, sobre una flor de silindha. Tres veces la diferencia entre los dos números voló a las flores de un kutuja, y quedó una sola abeja que se alzó por el aire, igualmente atraída por el grato perfume de un jazmín y un pandamus. Dime tú ahora, mujer fascinante, ¿cuál era el número de abejas? |
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