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Matemolivares

José Anastácio da Cunha, el más grande matemático portugués.

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 La península Ibérica ha dado pocos científicos a la historia  de la Ciencia. Quitando el período musulmán, con el eje cordobés como catalizador de la Ciencia entre Oriente y Occidente, poco más ha quedado. De hecho, entre los grandes matemáticos del último milenio no aparecen “íberos” en el catálogo. Es cierto que aparecen italianos, algún inglés, bastantes franceses y prusianos. Pero si no está en la parte alta de la clasificación, sí traemos hoy por aquí a un matemático portugués, que ha pasado a los anales matemáticos. Se trata de José Anastácio da Cunha. Un matemático y militar lisboeta (1744-1787), que fue, en la práctica, autodidacta, soportó los rigores del terremoto de Lisboa de 1755 (con el famoso tsunami que llegó hasta las costas de España). Se alistó al ejército, del que se le conoce un libro de balística. En 1773 fue nombrado por el marqués de Pombal –ministro y representante del despotismo Ilustrado en Portugal- como profesor de Geometría, en la Universidad de Coimbra, como reconocimiento a su valía y en agradecimiento a la posición de da Cunha en las reformas religiosas de Pombal.  Pero como todo en política tiene su revés, ocurrió que muerto el rey José, Pombal cayó en desgracia, y entre otros, también nuestro amigo da Cunha, que fue encarcelado por la Inquisición. Fue condenado a tres años de prisión por ser seguidor de Voltaire y Rousseau, y por el delito de herejía (??). Este tiempo en la cárcel le afectó bastante a su salud –problemas renales-, de la cual no se repondría nunca más, muriendo –de problemas biliares- a los pocos años  de ser liberado en 1781, cuando contaba 43 años de edad.

   

 Después de su liberación prosiguió sus clases de matemáticas –en el Colegio San Lucas, en colegios privados, para sobrevivir- y su actividad investigadora.  Seguidor de Isaac Newton, escribió Principios Matemáticos –que no llegó a publicarse hasta 1790-, un compendio, muy riguroso, de enseñanza de las Matemáticas, que tuvo sus detractores entre sus colegas de Universidad. El manual iba destinado a estudiantes, con el fin de proporcionarles unos conocimientos matemáticos y científicos, lo suficientemente sólidos como para formar la élite científica de Portugal. Contenía los principios de Geometría, Cálculo y Algebra, con un rigor inexistente en otros lugares. Aporta nociones novedosas en Aritmética y Geometría, ecuaciones, trigonometría plana y esférica y cálculo diferencial e integral. Por ejemplo, su definición de derivada de una función, anticipa la de Cauchy -otro maestro del rigor matemático-. Incluso da criterios de convergencia de series, equivalente al de Cauchy.

                         

 Los últimos años de su vida fueron  desoladores. Sintió la ingratitud de la comunidad educativa –no pudo volver a Coimbra- y la injusticia al ser condenado y desterrado –aunque fue perdonado, pero quedó el estigma- por unas ideas que triunfaron dos años más tarde de su muerte, en Francia, con la Revolución de 1789.

 El impacto de su obra fue celebrado en toda Europa, pues supuso un adelanto a la metodología de la enseñanza de las Matemáticas, que más tarde fue asumida en todo el continente.

Escribió más artículos y temas matemáticos, además de incursiones en el mundo literario –incluso poemas eróticos, aunque no tendría el cuerpo para ello, después de lo que hubo de pasar-, pero que no fueron publicados hasta 1839. Además Principios de Mecánica. Algunos historiadores lo elevan a la categoría de Bolzano, Cauchy o Abel por su contribución al avance del Cálculo Infinitesimal. Incluso Gauss comentaba los aciertos del portugués –en una carta a Bessel- en cuanto a funciones exponenciales y logarítmicas.

  

 En 2005 se encontraron en Braga una serie de manuscritos inéditos, que no sabemos de su alcance. Más sobre su biografía en history.mcs; educ.fc.pt  y en institutocamoes .

Otro hombre científico  más, a lo largo de la Historia, perseguido por sus ideas. Ello le produjo una muerte temprana e imposibilitó así una vida dedicada al  estudio y al  avance y progreso de la Ciencia. Como siempre, la religión por medio ¡Es lo que había! O tragabas o…. AMJ

1 comentario

Enrique -

Temo que o retrato que o senhor introduz aqui não é de José Anastásio da Cunha. É de Johann Christian Bach (1735-1782), o filho mais novo de Johann Sebastian.